¿Volverán los políticos a cometer el mismo error de 1855 con otra revolución tecnológica: la introducción de tablets/iPads en las aulas? La educación en España, lo mismo que el ferrocarril en 1855, también acumula importantes retrasos respecto al resto de Europa. Ya llegamos una década tarde a las metodologías activas y otra década más respecto a la educación por competencias. Retrasos que se constatan en los decepcionantes resultados de las pruebas externas internacionales en las que participamos, que han variado entre dramáticos y pobres. La conciencia de que la educación en España no funciona es ampliamente mayoritaria. Y los políticos se ven compelidos a hacer algo: escriben leyes, que la mayor parte de las veces chocan con barreras ideológicas o económicas que las hacen ineficaces para los fines a los que aspiran. El debate político al respecto de la educación en España es extremadamente alicorto, de vuelo tan bajo y gallináceo que apenas va más allá de alguna consigna